Pues sí, una empleada que llevaba contratada un año y medio en la empresa, solicitó a lo largo de todo ese tiempo que no se le remitieran emails a su email privado y que se le ofreciera una cuenta de correo electrónico de empresa al igual que al resto de sus compañeros, pero nunca le fue creada.

Los comunicados desde la empresa hacia el personal son frecuentes y se realizaban sin copia oculta, por lo que todos podían observar a quién se le habían enviado, incluido en el caso de la compañera cuyo email privado se utilizaba para comunicarse con ella.

Abierto el expediente sancionador por parte de la AEPD, se consultó con Sacyr, que indicó que había sido una cuestión puntual, lo que pudo verse neutralizado por la cantidad ingente de mensajes de correo que habían llegado desde la empresa a la trabajadora denunciante.

Como resultado, una sanción de 15.000 € que ha quedado en algo menos (9.000 €) por acogerse a pronto pago voluntario.